Reseña: "La maldición de Hill House", de Shirley Jackson


Este ha sido un claro caso de grandes expectativas que no se han cumplido. Conocía la historia por una adaptación, y además sabía que Shirley Jackson y su obra habían inspirado a escritores de terror de la talla de Stephen King, por lo que lo leí esperando un libro espeluznante y adictivo.
Los protagonistas de esta historia son, por un lado el doctor Montague, reputado parapsicólogo, y por el otro los invitados a su particular experimento: Eleanor, dulce y sensible, Theodora, una socarrona dama de clase alta, y Luke, el propio heredero de la casa misteriosa. El doctor Montague conoce muy bien la casa y sabe que sus invitados no podrán resistir los fenómenos que allí suceden por mucho tiempo.
Tengo que admitir que la novela crea una atmósfera opresiva, que consigue que la casa sea un personaje vivo desde los primeros capítulos, y hay algunos personajes muy bien definidos; en especial Eleanor, cuya perspectiva nos ayuda a adentrarnos en los grandes y tenebrosos salones de la mansión y a sentir su inquietante presencia. Sin embargo, tiene un ritmo desigual, y hay muchas situaciones que parten de un marco misterioso y acaban siendo absurdas. Además, la sensación claustrofóbica de la historia en muchas ocasiones se queda solo en eso, una sensación.
Aún así, hay cierto tono burlón del narrador con los personajes que es muy atractivo, sobre todo con la protagonista. La forma de describirla, los brillantes diálogos que mantiene con Theodora (con una leve carga erótica en algunos momentos) y sus sustos constantes son una especie de castigo a la pobre Eleanor por meterse en ese loco proyecto. Definitivamente, el humor negro y la locuacidad de los personajes cuando bromean sobre la casa son algunos de los mejores detalles del libro.
He de decir, sin embargo, que da miedo. No un miedo constante, ni aterrador, pero como he dicho, la casa es un personaje más: respira, se mueve, se comunica. Se comporta de una forma diabólica y tiene un efecto maquiavélico sobre los protagonistas, que a veces salen para dar una vuelta y despejarse, pero acaban volviendo atraídos fatalmente por su influjo. Uno pasa miedo cuando la acción transcurre dentro de la casa y también cuando transcurre fuera.
De modo que... la recomiendo. Hay que entenderla en su época (fue publicada en 1959), pero es una gran novela de misterio y terror, y además tiene el valor de que Stephen King bebió de ella para crear sus terroríficas historias.

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